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Así aprendí a vivir con el Síndrome del Ovario Poliquístico

El Síndrome del Ovario Poliquístico (también conocido como SOP) es incurable. Pero con los cuidados adecuados, puedes llevar una vida prácticamente normal.

Por Anónimo

ovario-poliquistico.jpg Foto por Daria Shevtsova

El Síndrome del Ovario Poliquístico o SOP en su abreviatura —como me referiré a él a partir de ahora— es una enfermedad causada por niveles elevados de hormonas (andrógenos).

Aunque aún no se sabe a ciencia cierta porqué inicia el problema, los expertos creen que se debe a que es hereditario, así que si alguien de tu familia lo tiene, es probable que lo puedas presentar.

La pregunta es: ¿cómo darme cuenta si lo padezco? Pues por fortuna, las características de este padecimiento son fáciles de reconocer.

Las más comunes son: ciclo menstrual irregular o incluso amenorrea (ausencia de la menstruación) por uno o más meses, acné (sobre todo en la espalda, pecho y la parte inferior de la cara, incluido el cuello), aumento de vello y la aparición de pequeños quistes en los ovarios, entre otras más. Si tienes uno o más de estos síntomas, no dudes en ir con un ginecólogo para que te revise y puedas salir de la duda.

Yo me enteré que tenía SOP por dos razones: el acné y la amenorrea, pues incluso recuerdo que una vez deje de tener la regla por más de tres meses –lo bueno es que no había tenido relaciones sexuales, así que estaba segura que no era un embarazo.

Lamentablemente, al ser una adolescente que se preocupaba más por su físico que por su salud, primero fui al dermatólogo ya que le di más importancia al acné que a la irregularidad de mi periodo.

Una vez con el especialista en la piel, quien analizó el tipo de granitos y demás síntomas que tenía, me dijo que probablemente padecía SOP y que mejor fuera a un ginecólogo para salir de la duda. Y eso hice.

Mi principal miedo fue que no pudiera quedar embarazada en un futuro.

Al estudiar esta enfermedad por internet antes de ir al doctor, mi principal miedo fue que no pudiera quedar embarazada en un futuro, pero una vez que platiqué con mi ginecóloga y, en efecto, me confirmara que tenía el SOP tras una serie de perfiles hormonales y estudios de sangre, me dijo que no tuviera miedo, que no siempre era el caso.

Aunque desde un principio fue honesta y me explicó que tal vez no sería tan fácil embarazarme como lo es para otras mujeres, pero que si llevaba un estilo de vida sano y me trataba a tiempo, todo iba a estar bien.

Existen diferentes formas de erradicar el Síndrome del Ovario Poliquístico: mejorar tu estilo de vida, hacer ejercicio y tener una dieta sana, operarte para extraer los quistes que se forman en los ovarios (la razón por la que no reglas con regularidad) o tomar pastillas anticonceptivas, que fue el método que yo elegí.

Aunque al principio no quería hacerlo porque (erróneamente) pensaba que iba a subir de peso, hasta que la doctora me explicó que antes era más común, pero que ahora la tecnología había avanzado, por lo tanto, no iba a ser el caso. Me convenció e inicié el tratamiento.

En ese momento, como era joven (16, 17 años, ish), era la única dentro de mi grupo de amigas que las tomaba, así que no podía comparar con ellas cómo me hacían sentir, porque simplemente no lo entendían.

La primera marca que tomé fue Mileva 35 y no recuerdo que me cayeran nada mal. Al contrario, desde un principio noté como empecé a reglar mensualmente, a tener poco flujo y nada de cólicos, aunque nunca padecí de dolores tan fuertes.

En cuanto al acné, en un inicio pensé que me habían salido más y estaba súper preocupada, pero la doctora me dijo que era normal y que en unos meses, cuando mi cuerpo se acostumbrara a la dosis, iba a notar los cambios… y así fue. Después de un tiempo de tomarla, tuve la piel más limpia que nunca.

Una vez que llevaba varios meses consumiendo Mileva 35, la doctora decidió cambiarla por Mileva 21 y, después de casi un año de tratamiento la cambió a Yasmin, que fue la que más tiempo tomé y con la que mejor me sentí.

La verdad no recuerdo que con las otras dos tuviera problemas, pero simplemente me cayó mejor esta última. Ya llevaba varios años de tratamiento con las pastillas anticonceptivas y me sentía tan bien y mi piel estaba perfecta, que no quería dejar de tomarlas.

Recuerdo que la doctora me hizo un ultrasonido para checar el tamaño de los quistes en mis ovarios —que nunca fueron grandes— pero sí había muchos y me dijo que ya no tenía nada, que podía dejar de tomar la pastilla por un rato si así lo quería.

En ese momento había terminado una relación larga así que tampoco las necesitaba para protegerme de un embarazo, por lo tanto, decidí no consumirlas más y “desintoxicar” mi cuerpo después de tantos años. Obviamente tenía miedo de que volviera a aparecer acné y que mi ciclo menstrual dejara de ser regular.

Ahora llevo más de un año que dejé de tomarlas y me siento bien, aunque otra vez empecé a presentar irregularidades en mi periodo (nada tan grave como la primera vez) y un poco de acné, sobre todo en la parte inferior de la cara, en la espalda, el cuello y un ligeramente en el pecho, por lo tanto ahora tengo que volver al doctor para revisar que todo esté bien.

Es una enfermedad que no tiene cura, siempre debo de monitorearla a pesar de que parezca que todo está bajo control.

Aunque no estudié GinecologíaM ni soy experta en el tema, tengo más de cinco años de tener SOP, así que he aprendido varias cosas de ella. La primera fue mientras investigaba para esta nota y es que es una enfermedad que no tiene cura, siempre debo de monitorearla a pesar de que parezca que todo está bajo control.

Nuevamente tendré que hacerme estudios y perfiles hormonales para revisar que las cosas estén en orden y probablemente inicie otro tratamiento –o tal vez no, la ginecóloga me dirá.

¿Cuál? Aún no lo sé. Lo único que quiero transmitir es que no hay porqué tener miedo y que mientras acudas al doctor regularmente, hagas ejercicio y comas bien, puedes llevar una vida normal.

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Última edición: 12.04.2019