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El término mindfulness se ha convertido en algo global y viral en los últimos años; pero, ¿por qué? Básicamente teníamos que encontrar una solución al problema que como sociedad hemos creado: estrés, productividad tóxica y exigencia extrema. Y es verdad que estudios científicos han demostrado los resultados positivos de practicar mindfulness con regularidad, así que vamos a darle una oportunidad. Pero, antes de nada, me gustaría alinear la definición del concepto en sí, ya que no está relacionado ni con religión ni con un aislamiento extremo o con una práctica no accesible al 99% de la población.
Mindfulness significa traer la consciencia al presente. Esta práctica de meditación ha atraído su interés a la industria de la moda, mi querida pero polémica industria de la moda. Pero, ¿cómo ambas pueden estar relacionadas?
La rápida evolución de las tendencias, el see now buy now, la salud mental de los trabajadores y los estereotipos de belleza aceptados: el problema está identificado. Pero, ¿cómo podría ayudarnos el mindfulness en este contexto?
Analizar por qué compramos lo que compramos y el motivo intrínseco de esta acción podría ayudarnos a comprender y reflexionar sobre nuestro comportamiento. Estar presente en el momento de la compra evitará el consumo ostentoso, pero los pasos previos y la intención que le estás poniendo a esta acción realmente marcarán la diferencia. ¿Qué necesito realmente? ¿Qué tipo de ropa mejorará mi estado de ánimo? ¿Cómo puedo pasar del consumo a la inversión? ¿Cómo puedo practicar el wardrobe detox?
Supongo que aquí ya estás viendo la interconexión entre ambos universos. Sin embargo, aún hay más.
Cuando practicamos mindfulness en su definición más pura, mejoramos nuestro propio bienestar y la estructura de nuestro cerebro, como lo demuestran diversas investigaciones científicas. Por ejemplo, el descubrimiento de la alimentación consciente nos beneficiará al regular y comprender nuestras necesidades energéticas reales, mejorando nuestra digestión y nutriendo realmente nuestro cuerpo. Sin embargo, la revolución de practicar mindfulness fashion no sólo nos beneficiará a nosotros mismos sino también al medio ambiente y al resto de la sociedad.
Piénsalo detenidamente. Si realmente reflexionamos sobre nuestras decisiones de compra e invertimos en un armario básico pero completo con algunas prendas de temporada -y repito, invertir, no comprar- esto nos hará sentir mejor en primer lugar. Para entender esto, es necesario recordar la fuerte influencia de la psicología en la moda y la interconexión entre la moda y la identidad individual, así como el impacto de lo que usamos en cómo nos vemos a nosotros mismos.
Por eso, elegir la ropa de forma consciente, relacionarte con ella, conocer su historia y darle un significado simbólico puede cambiar tu confianza y tu actitud.
Por otro lado, esto tendrá un efecto directo sobre el medio ambiente y los recursos utilizados al ser más respetuosos con el mundo que nos rodea. Y por último, pero no menos importante, esto tendría un impacto en los trabajadores de la propia industria: consumo consciente + uso consciente de los recursos = mejores y más dignas condiciones de trabajo, lo que se traduce en más abastecimiento local, más importancia al made in y la presencia de iniciativas de bienestar por parte de los departamentos de RRHH.
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Así que, aunque estés pensando que tus acciones no pueden tener tanta repercusión a corto plazo, y realmente estoy de acuerdo contigo, recuerda: el viaje de los mil pasos, siempre comienza por el primero, que podrían seguir otras personas, y esto, a medio plazo, podría marcar la diferencia.
Existe la esperanza de que la moda y el bienestar sean uno en el futuro, y tú podrías ser parte de esta ola.
No olvides que la moda ha evolucionado a partir de la palabra latina factio – la acción de hacer, así que hagamos todos juntos esta acción de forma consciente, respetuosa y presente.
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Última edición: 15.11.2024
