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Comenzar de nuevo

Superar el duelo y comenzar de nuevo: una historia de resiliencia y amor. Descubre cómo transformar el dolor en un camino de crecimiento personal.

Por Antonieta Gutiérrez Camargo

comenzar-de-nuevo.jpg Foto por Lisa from Pexels

Una de las experiencias más difíciles y transformadoras que he tenido que vivir ha sido la pérdida de mi papá y mi mamá en un corto tiempo. Nadie ni nada nos prepara para ese momento, y cuando llega, se siente como uno de los golpes más profundos.

Por momentos, el mundo parece detenerse y el camino firme y seguro por donde alguna vez anduvimos de su mano parece desvanecerse, convirtiéndose en un sendero incierto e inseguro. A pesar de ello, sea cual sea nuestra experiencia, en medio del dolor y la pena por no tenerlos con nosotros, el proceso de comenzar de nuevo pasa a ser una necesidad y, quizás, una oportunidad.

De pequeños nos enseñan a verlos como figuras de amor incondicional, seguridad y guía en nuestras vidas. Por supuesto, y de nuevo, sea cual sea nuestro caso, ellos han sido las personas que nos han cuidado, sostenido y ayudado a construir el camino por el cual caminamos y seguiremos andando en el futuro.

La vida cambia, y nos encontramos con un dolor que, por momentos, parece no tener fin. Mientras tanto, el mundo sigue su curso, las rutinas continúan, las obligaciones no se detienen y las personas siguen ahí, con su propio camino. Es como si el tiempo se detuviera solo para nosotros, con una sensación de vacío que no tiene nombre ni explicación.

En el proceso, nos hablan del duelo, de sus etapas, de cómo sobrellevarlo, y una red de apoyo incondicional llega a nuestro rescate. Sin embargo, esas dos personas ya no están. Entonces, ¿qué sigue? Bueno, el proceso de comenzar de nuevo, aceptando que la vida no será la misma, pero que se transformará de la mejor manera y a su debido tiempo. Así como cuando leíamos de pequeños historias y cuentos con un principio y un fin. No todo lo podemos controlar. Ley de vida…

No existen fórmulas ni un camino claro para superar el duelo. Lo que sí existe es la posibilidad de comprender que nuestra vida cambió, y que ese cambio no está condicionado al sufrimiento. Por el contrario, con el tiempo puede convertirse en un camino de felicidad, el mismo que, durante muchos años, recorrimos de la mano de papá y mamá.

Reconocer estos cambios en nuestra vida significa aceptar el camino que cada uno de nosotros tendrá que transitar. Este es el principio y el fin de las cosas. Tampoco hay que confundir el comenzar de nuevo con olvidar. La memoria de nuestros padres vive en nuestros valores, pensamientos y acciones. Su legado permanece en nosotros y no se desvanece con su partida. Aunque ya no podamos verlos ni sentirlos físicamente, su recuerdo y amor seguirán aquí, vivos en nuestro corazón y nuestra alma.

Es humano reconocer que la vida no es lineal, que los procesos tampoco lo son y que las emociones se sienten y se viven a flor de piel.

Comenzar de nuevo es un proceso de redescubrimiento. Nos permite reflexionar profundamente sobre quiénes somos ahora y lo que queremos ser, cómo podemos conservar viva su memoria e impulsarnos a vivir la vida. La misma que nos dejaron.

Puede que el camino no sea fácil, pero eso no significa que debamos perder el rumbo. Cada paso, grande o pequeño, nos acerca a una nueva forma de vivir sin ellos físicamente, pero con ellos y desde el alma y el corazón. El amor por lo que nos apasiona, por lo que queremos y por aquello que alguna vez les contamos que haríamos con nuestras vidas, se convierte en nuestro principal motor.

En mi caso, recuerdo cómo, desde pequeña y también de grande, me fascinaba el mundo del periodismo, los medios, las editoriales, los periódicos, las revistas y los libros. En varias ocasiones les conté a mi papá y a mi mamá mi sueño de escribir. Eso que estoy haciendo ahora… algo que no muchos sabían. Su ejemplo me llevó a descubrir algunas de mis pasiones. Otras seguramente se abrirán paso más adelante.

A medida que encontramos el valor de avanzar, descubrimos el poder tan grande y valioso que llevamos dentro. Ese que nos empuja a salir adelante y vivir nuestras propias pasiones y sueños, disfrutando así cada paso y cada momento del camino.

Ellos querían que fuéramos felices, que buscáramos y encontráramos nuestro rumbo. Y esa búsqueda, ese hallazgo, es una de las formas más lindas y especiales de honrar su memoria.

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Última edición: 07.03.2025