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The blank letter
Una de mis mejores amigas a la que llamaremos “Carmen” y yo, a principios de nuestros veintes, nos hicimos esta pregunta: ¿por qué nos enamoramos de chicos malos?
Estábamos tan obsesionadas con unos chicos “malos”, tal vez malos no sería la palabra adecuada, tal vez sería “patanes” la mejor forma de describirlos, pero algo de ellos nos atraía. Esto me atormento gran parte de mis veintes porque no podía entender esa necesidad de tener a esa persona en mi vida y, aunque moría de vergüenza al mencionarlo, la verdad es que esta relación/no relación me ayudó a poder tener relaciones más sanas en el futuro.
Cuando recién entré en los veinte conocí a un chico de tez blanca y lunares hermosos en su rostro. Inmediatamente me gustó, me gustaba su risa contagiosa y su voz. A los dos segundos pude notar que esta persona tenía problemas de adicción pero aún así, sentía esa atracción por esa persona de mirada triste y caminar sexy.
Sabía que esa “relación” no iba a llegar a nada, sabía que él era un virus. Yo no entendía este sentimiento, era tan fuerte, tan abrumador, que no sabia qué hacer, así que decidi rendirme a ese sentimiento que me jalaba.
Y aquí es donde empieza mi tormento sobre el “chico malo”. Cuando decidí involucrarme con él yo sabía que no iba a suceder nada mas que buen sexo los fines de semana, (he tenido el mejor orgasmo hablando con este chico por teléfono).
A principios de esta relación/no relación mi mejor amiga y yo nos dimos cuenta que esto era algo que nos superaba, nos dejaba atadas en un estado mental poco saludable. En su caso, “Carmen” había terminado y regresado con su novio infinidad de veces y yo estaba totalmente ausente de mí, era como si mi mente se hubiera ido, yo solo quería cuidar a esta persona de tez blanca y lunares en el rostro, quería ser esa persona que salvara a aquella persona triste.
Las personas que sufren de alguna adicción siempre sabrán cómo manipularte y aunque te traten como basura siempre querrás ser la que corrige cada falla en su vida. Y aquí viene el sentimiento de tristeza cuando fracasas y más aún cuando no fuiste nada, cuando la relación no fue más allá, esa relación que se quedó en el limbo, donde todo es confuso y oscuro.
Esta relación me persiguió durante muchos años, donde yo podía verlo a él en cada hombre que conocía, cuando llegaba a tener contacto con él sentía que volvía a ser aquella chica albergando una esperanza para mi amor no correspondido, hablar con él era un tipo único de tortura, sentir su doloroso rechazo, todo arremolinado en un cono de helado enfermo de miseria confusa y desilusión.
Pero ¿por qué amaba a ese chico malo?, ¿por qué regresaba una y otra vez a la fuente de mi dolor? El sentir que fracasaste en algo, sea cual sea el área, se siente como lo peor del mundo, el fracaso nos ayuda a continuar, saber que un fracaso amoroso es solo un escalón para algo mejor. El fracasar forma parte de nuestra vida ya que los fracasos son aprendizajes, nos hacen madurar.
Para mí, un fracaso significa una experiencia de la cual tendré que aprender y luego soltar. No hay buenos ni malos, simplemente eres tú decidiendo qué es lo mejor para tí; y así soltar al chico malo y todo lo desgarrador que fue esa relación para darle una oportunidad a todo lo bueno.
Hemos romantizado tanto las relaciones abusivas (esos memes de novios tóxicos deberían dejar de existir), que solo hacen que normalicemos más el maltrato en pareja, estamos dando pie a que sigan ocurriendo este tipo de situaciones. Las relaciones tóxicas no son sanas, l@s chic@s mal@s siempre serán eso, mal@s para nosotr@s, merecemos solo lo mejor, merecemos ser amados y respetados.
Última edición: 15.11.2021
