A lo largo de toda mi vida he pecado de tener demasiada imaginación, me han llamado despistada, que no estaba en el mundo o que estaba en mi propio planeta. Desde que tengo memoria, mis días están llenos de magia y fantasía, mucha gente opina que vivir así es perder el tiempo y que, de esta manera, te pierdes cómo pasa la vida delante de tus ojos.
Ya en el colegio se penaliza la creatividad, disuadiendo a los niños de pensar fuera del molde, enseñándoles a colorear dentro de las líneas y con los colores adecuados. Además, se les da mucho más valor a las asignaturas “racionales” como las matemáticas, la biología o la química. Mientras tanto, las asignaturas dónde se explora la creatividad tal como la música, las artes plásticas o la literatura, son a menudo tratadas como materias de relleno, y que no requieren tanta capacidad intelectual.
Sin embargo, este no es el único problema, pues también se penaliza la individualidad, y a todos esos niños que pintan por fuera de las líneas, con colores vibrantes, que bailan sin miedo a lo que piensen los demás, los que tocan todos los instrumentos de la clase buscando una melodía que solo existe en su cabeza, los que se lanzan a por cualquier oportunidad de leer, escuchar o escribir una buena historia, todos esos niños y niñas que “tienen demasiada energía” o que son los “raritos” de su clase.
Todos aquellos a los que no desaniman demasiado pronto, crecen para convertirse en adolescentes y jóvenes adultos que quieren perseguir carreras creativas, quieren ser diseñadores, escritores, dibujantes, cinematógrafos, actores, fotógrafos… Y si tú eras o eres uno de estos adolescentes habrás escuchado mil veces que no tienes futuro. Seguro que has escuchado que deberías elegir una profesión más seria, una que dé dinero para que puedas vivir una vida estable. Y si además sacabas buenas notas en el colegio, seguro que también has oído que puedes aspirar a mucho más, porque nuestra sociedad parece valorar solo un tipo de inteligencia.
Para todos aquellas personas que vivimos en planetas lejanos y mundos extraordinarios, siempre hay una gran presión para aterrizar en la Tierra y olvidar nuestras vidas paralelas.
“Tienes que estar más despierta”, “necesitas madurar”, “deja de soñar” o “tienes muchos pájaros en la cabeza” son frases recurrentes que se suelen decir con buena intención, creyendo que sólo si abandonamos en polvo de hadas podremos sobrevivir a este mundo cuadriculado y serio.
Son muchas las personas que han caído en el error de creer que podían vivir sin siquiera haberlo intentado, muchas que creyeron que no tenían futuro, que decidieron no arriesgar nada por miedo a fracasar y que a día de hoy aún se arrepienten de haber escuchado a todas las voces de su entorno, excepto la que les salía del corazón.
En el mundo hay miles de contables que soñaban con ser artistas, profesores que abandonaron su grupo de música, amas y amos de casa que bailan en la cocina mientras imaginan la audiencia aplaudiendo, y aunque la mayoría de ellos son felices y se encuntran satisfechos al final del día, muchos viven con una espina clavada para siempre en su corazón.
Y es que un verdadero artista nunca deja de serlo, incluso dedicándose a otra cosa, un artista siempre verá el mundo de manera diferente. Y al contrario de lo que piensa la mayoría, ver magia en la vida cotidiana no es perderse la realidad, si no verlo todo a través de un caleidoscopio, que muestra colores y formas nuevas. Lo único que hacen los artistas es trasladar su visión al resto a través de sus pinturas, su música, sus escritos y sus representaciones.
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Al final del día, todo ser humano busca el arte para sanar, descansar o recuperarse de un mal día, mes o año. Ya sea ver una película o una serie en el sofá de casa, en el cine con amigos o en soledad, visitar un museo, leer un libro o ir al teatro, todos necesitamos belleza en nuestras vidas para seguir adelante. Sin entretenimiento o sin reflexión, no podríamos vivir. Al igual que moriríamos sin oxígeno o sin el avance de las ciencias, el ser humano moriría sin arte.
Es por eso por lo que animo a todos los artistas, a que no abandonen sus sueños.
Incluso si todos te dicen que no merece la pena o nadie cree en tí, recuerda que la única persona que tiene que creer eres tú, tú marcas tu propio camino y sabes de lo que eres capaz, así que lánzate a intentarlo.
Todos tus referentes han estado en la misma situación que tú y han tenido que enfrentarse a las presiones de la sociedad para llegar a dónde están. No dejes que nadie defina tu vida, tu arte o a tí mismo, porque incluso si no llegas a dónde quieres, habrás podido vivir el viaje y nunca te quedará la duda de que hubiera pasado si lo hubieras intentado.
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Última edición: 15.09.2024