explore

Palabras de un alma nómade

Con varias ciudades, pueblos, mares y montañas en mi haber, pude aprender que nada es permanente.

Por Pamela Navarro

palabras-de-un-alma-nomade.jpg Foto por @pame.la.moro

Vivir me ha llevado a ser una aprendiz, incansable aunque también algo testaruda. Si bien no me enorgullezco de ello, tampoco me avergüenza aceptarlo. Soy un alma sensible con coraza de guerrera, siempre dispuesta a la utopía y a las causas perdidas.

En este momento de mi existencia, después de dejar un tiempo de empleo cómodo y asegurado, se me dio por sentarme a soltar palabras y ordenarlas para esparcirlas por el universo. Algo en mí grita y tiene necesidad de pasear entre párrafos, comas y puntos aparte…

Cada tanto entro en abstinencia de viajes y nuevos paisajes. Es entonces cuando mi espíritu inquieto y yo comenzamos a planificar mil y una artimañas para poder salir a la ruta, despertar frente a una nueva postal y no importa si me alojo en carpa o en hostel.

Si estoy en una etapa de introspección, elijo un camping medianamente alejado de la ciudad para bucear en solitario hacia mí misma y desafiarme a nuevos aprendizajes. Si quiero socializar, la mejor opción es un hostel, aunque sólo sea para compartir un desayuno con gente desconocida e igual de despeinada que yo.

fotos instantaneas tenis filtro rosaFoto por @pame.la.moro

Mi primer viaje en solitario, lo hice practicando autostop cuando el documento de identidad decía que tenía sólo 16 años. Hoy ya voy camino a los 41, y con el paso del tiempo he descubierto que armar la mochila previo a viajar, es la mejor terapia para pensar en lo esencial y no cargar nada de más. Antes de guardar cada cosa, por pequeña o grande que sea, la analizo para pensar si la voy a llevar.

Es un momento de rigurosa evaluación, donde hasta me pongo seria y racional, y si algún elemento cae en el grupo de “lo llevo por si acaso”, es el indicador perfecto para decirme que no lo voy a necesitar. Entonces, ese objeto sale rápido y pronto a quedar olvidado en un cajón o un estante. Esta misma selección la traduzco cada día con mi cuerpo, mente y sentimientos, para evitar quedar rumiando en todo aquello que no me ayude a crecer y a conocerme.

Con varias ciudades, pueblos, mares y montañas en mi haber, pude aprender que nada es permanente, que tampoco es necesario aferrarse a situaciones, personas y ni siquiera a trabajos.

Simplemente aceptar que vamos cambiando, así como también muta nuestra madre Naturaleza y que cada momento -incluso aquel que nos imparte dolor- tiene su belleza y nos hace ser quienes somos.

Es que creo que la vida es un tremendo viaje donde elegir hacia qué destino queremos llegar, la manera de viajar y qué cosas priorizar. Es un recorrido inmenso donde agradecer infinitamente la inexistencia de fronteras o pasaportes, donde la única burocracia está en nuestro interior, a sabiendas que podemos tomar las riendas de lo que queremos y pelear por ello sin más.

Lee también: Encuentra los lugares más cool para visitar en tu próximo destino

Se me podrá retrucar con mil reproches o presupuestos sobre cómo vivo mi vida, pero en mi defensa, puedo decir que he aprendido que viajar no es sólo tomar un avión o un ómnibus para ir al infinito y más allá. Sino es mucho más profundo y arriesgado: romper con lo repetitivo en nuestras vidas, modificar nuestro camino cotidiano e incluso pasear por otro barrio, a veces asusta porque se trata de espacios desconocidos y el miedo paraliza.

Por lo que salir de nuestro mundo habitual, nos hará personas más perceptivas e incluso a veces hasta más compasivas con nosotras mismas.

Cualquiera que tenga algo que decir, puede escribirlo en The blank letter. Publicamos artículos escritos por autores con diversas opiniones, que no necesariamente reflejan nuestra forma de pensar. ¿Tienes algo que contarnos? Da click aquí y descubre cómo.

Última edición: 15.01.2023